Mony Hernández y Miguel Cobaleda

(Artículo publicado en revista ‘Ñaque’, Ciudad Real (España); nº. 53, febrero 2008) 

LA SIEMBRA PERENNE
Entrevista a Mony Hernández y Miguel Cobaleda, realizada por Miguel Pacheco Vidal

1 P.- Mony Hernández y Miguel Cobaleda, matrimonio salmantino, han dado lugar desde su quehacer teatral, a una larga y apasionada historia a favor de la cultura y la educación en su entorno. Ella, redactora-jefe de Radio Salamanca por los años sesenta, intérprete y directora en incontables emisiones de radio-teatro, aquella fórmula entrañable que, en nuestra juventud, ayudó a mantener viva la llama de nuestra sensibilidad. Él, catedrático de instituto y escritor. Todavía estoy saboreando la lectura de su última novela  publicada (1). Además de la profesión radiofónica, Mony es maestra, y la doble vertiente de su carrera docente y de sus estudios de literatura dramática, contribuyen a explicar su pasión por la tarea conjunta de teatro y educación. Miguel, doctor en filosofía, introduce en los textos que escribe la profunda temática de las preguntas eternas, tan adecuadas para la reflexión como para la pedagogía.
Mony comenzó muy pronto su actividad en el mundo del teatro “independiente”, como entonces se llamaba, y también “teatro universitario”, ¿no es así?
Mony.- En efecto, dirigí varios años el grupo de teatro del Colegio Mayor Universitario “Fray Luis de León”, de la Universidad de Salamanca. Fue una actividad muy enriquecedora y, desde el punto de vista teatral, muy interesante, pues pusimos en escena obras como “Todos eran mis hijos” de Arthur Miller, “La voz humana” de Jean Cocteau, “Aceite”, de Eugène O’Neill, “El hombre de la flor en la boca”, de Luigi Pirandello, “Mirando hacia atrás con ira” de John Osborne … Cito los nombres de los escritores porque me disgusta la reciente costumbre de las compañías españolas de teatro de decir todos los nombres de actores y directores, pero nunca los de los autores, que son, a mi entender, los elementos más importantes del hecho teatral, aunque quizá no lo sean en el actual teatro que nos inunda, tan poco interesado en enfrentarse a sus propias raíces. 

2 P.- Durante la década de los setenta y dado que su hijo César entraba en edad escolar, decidieron aprovechar la pericia escénica de ella y la habilidad literaria de él, para emprender una intensa actividad teatral y educativa que han mantenido hasta hoy o hasta hace muy poco.
Miguel.- Un traslado laboral nos llevó hasta Béjar en el momento en que nuestro hijo ingresó en la Escuela “María Díaz”, donde varios maestros con inquietudes comprometieron a los miembros de la Asociación de Padres para que ayudasen en distintas actividades extraescolares. Mony enseguida pensó en el teatro infantil y se ofreció a dirigir al grupo de niños que quisiera participar en esa actividad. No tenían obras, porque…
Mony.- Perdonad la interrupción, pero es que, para nuestra sorpresa, se apuntaron ¡más de ochenta niños y niñas de todas las edades!... Claro, no es fácil encontrar textos que permitan integrar tales elencos. Y siempre tuvimos clarísimo que ningún niño interesado en el asunto debería quedar al margen. Así que nos vimos obligados a crear los textos, escritos por Miguel la mayoría, aunque también colaboraron generosamente otros autores. Siempre recogían temas de actualidad, educativos y, sobre todo, que permitieran actuar a tantos alumnos como lo desearan, sin condiciones ni exclusiones.
Miguel.- Fueron varios años, los que nuestro hijo estuvo en dicha escuela, y significaron una labor extraordinaria de la que muchos de sus participantes, por lo que sabemos, guardan excelente recuerdo. Aquellos montajes contaron con la colaboración de profesores y de padres, tuvieron grandes éxitos de público a nivel local, los llevamos a diferentes ciudades de España y sembraron luego la semilla de otros grupos y de otras actividades teatrales.

3 P.- Esta experiencia sirvió de acicate para la creación literaria en manos de Miguel. Sólo contando los años que vuestro hijo permaneció en la enseñanza obligatoria, se podría elaborar un buen catálogo de obras expresamente destinadas a su utilización en la escuela. Fruto importante, en forma de material práctico para su aplicación escolar. También darían lugar esos años vividos, a una larga lista de personas que han contribuido y que se han visto estimuladas por vuestro proyecto.
Mony.- Empezamos en el curso 1978-1979; en junio del 79 estrenamos “Más allá del Laberinto”(2), de Miguel Cobaleda. Luego ya seguimos curso tras curso sin interrupción. En abril del 80 fue “Historia de una cereza” (3), de Miguel Pacheco; en mayo del 81 “Las botas con gato”, de Cobaleda; en marzo del 82 “Sivisbellum” (4) y en abril del 83 “El mejor amigo del hombre”, ambas de Miguel Cobaleda. Todo esto por lo que se refiere al Colegio “María Díaz”, pues a la vez teníamos también actividad teatral para adolescentes y jóvenes en otros centros, como el Instituto “Ramón Olleros”, donde…

4 P.- Luego trataremos de los diversos niveles educativos, por edades, a los que habéis dirigido vuestra tarea teatral. Pero ahora, y siguiendo con la escuela y las edades menores, quisiera saber qué personas, qué tipos de persona, se vieron implicadas en ese estupendo proyecto.
Mony.- Ya te hemos dicho antes que participaron, prácticamente, todos los estamentos escolares, desde los alumnos, por supuesto, hasta los profesores y los padres de la Asociación. Montajes tan ambiciosos como los que acometimos entonces necesitaban muchas colaboraciones. Hay que tener en cuenta que los ensayos se prolongaban a lo largo de seis o siete meses cinco días a la semana (para mí, como directora, pues el trabajo estaba dividido para que cada alumno solamente ensayase un día a la semana, de modo que no interfiriera con sus restantes actividades escolares). Y luego estaban los demás asuntos: el vestuario para tantos actores, los maquillajes, los decorados, la luminotecnia, la música (componerla, escribir las letras, varios coros a los que ensayar…). Aparte de todo ello, se requería la colaboración del profesorado para analizar los textos y sacar de ellos todo el partido educativo y estético, ya que se trataba de la doble tarea teatral y pedagógica. No hubiese sido posible todo esto sin la ayuda de las muchas personas que colaboraron.

5  P.- Vuestro proyecto parece abrazar en una sola unidad esas dos vertientes, como si el hecho teatral y el educativo fuesen una única cuestión.
Miguel.- Contando con los siguientes niveles de edad, en realidad podríamos hablar de tres dimensiones principales: por supuesto fomentar la afición al teatro en los alumnos que intervinieron directamente en estas actividades, pero también en los profesores y personal de los Centros escolares en que se hicieron, los familiares de los alumnos y el público en general. Podríamos decir que este propósito fue el motor principal. En segundo lugar la formación y en tercer lugar la información. Puesto que las edades de los alumnos cubrían una franja muy amplia, desde los 5 años a los 18 (tuvimos niños menores de 5 años, pero el diseño de nuestra actividad no contaba en realidad con elementos para edades inferiores a los 5), podemos dividir en dos tramos distintos, aunque complementarios, dicha franja.

6  P.- Enseguida nos referiremos a esos niveles. El material que suministra vuestro trabajo surge de una actividad y se convierte en una propuesta de experiencia con unos objetivos que no parecen estorbar la dinámica habitual de una escuela; al contrario, la estimulan y la enriquecen.
Miguel.- Así fue, todo estuvo pensado en función de estimular y enriquecer, procurando al máximo no estorbar, no interferir en la actividad escolar propiamente dicha. En tal sentido, el problema no eran los objetivos mismos, (los cuales, en tanto que estéticos, pedagógicos y culturales, servían bien al interés docente), sino la organización de un trabajo enorme, cuyos cauces tenían que buscarse acomodo para no cargar a los alumnos con más tareas.
Mony.- Permitidme que insista un poco en los objetivos generales. El teatro engloba, por sí mismo (esto es: al margen de concretos propósitos educativos), todos esos aspectos; es literatura y es pedagogía, es diversión y es reflexión, es actividad práctica escénica y es análisis de textos, es trabajo de actor y trabajo de lector… Cierto: procuramos no interferir con las actividades habituales de la escuela, pero nuestra actividad “también” era escuela.

7  P.- Así pues, además de todo ello o precisamente por ello, contiene vuestro trabajo una orientación educativa muy concreta. Sería el momento de establecer esa división por niveles a la que nos hemos referido varias veces.
R.- La tarea teatral de esos años estuvo jerarquizada por las diferentes edades de los alumnos, con trabajos distintos y objetivos diferentes aunque complementarios. Si queremos detallar ese proceso, se impone una lista, siquiera parcial, de los mismos:
De los 5 a los 15 años.- Un propósito claramente educativo en el sentido formativo (no informativo) del término, con muchos elementos pedagógicos claramente determinados y centrados en montajes de textos dramáticos que apoyasen cada tema:
       Educación contra el reinado del miedo y de la ignorancia. Montaje de MÁS ALLÁ DEL LABERINTO.
       Contra el desastre ecológico. Montaje de HISTORIA DE UNA CEREZA.
       Contra la prepotencia y la manipulación de los humildes por los poderosos. Montaje de LAS BOTAS CON GATO.
       Contra la guerra. Montaje de SIVISBELLUM.
       Contra la marginación de la mujer. Montaje de EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE (5)
       Contra la deshumanización del ser humano. Montaje de LOS PÁJAROS DE ESTINFALIA SE MUEREN DE HAMBRE (6)
       Contra la destrucción de la inocencia en este mundo mendaz y taimado. Montaje de UN RAMO PARA ISVETH (7)
       Contra las mentiras establecidas y sostenidas por los mass-media y los lobys. Montaje de PAPEL IMPRESO / PAPEL OPRIMIDO (8)

8  P.- Y seguisteis con los mayores…
R.- Con los cuales ya podíamos proponernos un mejor conocimiento del teatro universal del siglo XX, tema muy abandonado por los manuales de historia de la literatura, que inciden mucho más en la novela y en la poesía. En las edades de los 15 a los 18 años nos marcamos, pues, dos objetivos:
       El mismo formativo que acabamos de reseñar. Conviene recordar aquí que casi todas las obras citadas contenían escenas apropiadas para las edades menores, hasta 15 años, y también escenas para edades mayores, de 15 a 18 años, todo ello dentro del propósito de cada uno de los textos. Según la edad de los actores de cada montaje, se escogían unas u otras escenas (o todas).
       Y el otro objetivo importante, el informativo. En este aspecto se realizaron más de 30 seminarios de teatro para dar a conocer a los adolescentes y jóvenes las obras y dramaturgos más importantes del siglo XX. Se trataba de profundizar en el conocimiento de esas obras y autores, siendo cada uno de los seminarios un estudio monográfico especializado. A modo de ejemplo, y sin agotar la lista, podemos citar:
o       UBÚ REY, de Alfred Jarry.
o       EL EMPERADOR JONES, de Eugène O’Neill.
o       EL LEÓN DORMIDO, de Grahan Greene.
o       LLAMA UN INSPECTOR, de J. B. Priestley.
o       JINETES HACIA EL MAR; LA BODA DEL HOJALATERO, de John M. Synge.
o       LA INDAGACIÓN, de Peter Weiss.
o       LOS EMIGRADOS; EN ALTA MAR; STRIP-TEASE; TANGO, de Slawomir Mrozeck
o       ANTÍGONA, de Jèan Anouilh. (Texto en francés).
o       LA HABITACIÓN, de Harold Pinter. (Texto en inglés).
o       EL HOMBRE DE LA FLOR EN LA BOCA, de Luigi Pirandello.
o       GALILEO GALILEI, de Bertolt Brecht.
o       MUERTE ACCIDENTAL DE UN ANARQUISTA, de Darío Fo.
Y todo ello en Béjar y a principios de los años 80…

9  P.- Menos mal que no habéis querido agotar la lista...  Por lo que suelo observar, el medio educativo normalmente no profundiza ni se arriesga tanto en este territorio. Lo vuestro… ¿ha sido excesivo o es que en el ámbito escolar no se alcanza el listón que se debiera alcanzar? Quizás el panorama real se parezca más de lo que a mí se me antoja, al trazado por vuestra trayectoria o ¿es que no es necesario llegar a vuestro extremo? ¿En qué medida ha sido satisfactorio y útil este empeño por conocer y ahondar en tantos autores y en sus obras?
Miguel.- Ese ámbito escolar, por lo que a la literatura dramática se refiere, casi no tenía nada; nosotros creíamos necesaria esta tarea auxiliar y la acometimos. En lo relativo a la selección de los autores y de las obras, la autoridad en este asunto es Mony…
Mony.- Mi inveterado interés por el teatro me ha llevado a leer y conocer a los más importantes dramaturgos de todos los tiempos, especialmente los del siglo XX por su cercanía biográfica y argumental. Puesto que habíamos extendido nuestra actividad teatral a los adolescentes y a los jóvenes, y puesto que no tenían ni idea de ninguno de los grandes nombres de la literatura dramática universal, se imponían una serie de… “seminarios” los llamamos, para que los fuesen conociendo y gustando. La tarea de selección fue difícil pero apasionante; un ejemplo: había que incluir, claro está, alguna muestra del teatro existencialista francés, pero ahí podíamos elegir a Camus, a Sartre, a Marcel, a Anouilh… El mejor literato, sin duda, es Camus; el más rígido es Sartre, el más profundo es Gabriel Marcel, pero el que mejor se entiende y, a la vez, se sostiene en la imaginación y en la escena, aunque no sea el mejor ni el más intenso, es Anouilh… Por cierto, de este autor no sólo hicimos el seminario, porque tuvimos ocasión de colaborar en la puesta en escena, en francés, de una de sus obras, “Antígona”, montaje que dirigió Asunción Millán. Otras veces preferíamos proponer a desconocidos absolutos antes que a otros que presumíamos más famosos: así, entre los irlandeses, elegimos a Synge en lugar de a Beckett o a Brendan Behan. En fin, fue interesante saltar del “Ubú rey” al “Emperador Jones” o de “La indagación” al “Hombre de la flor en la boca”… Por lo que hace a los seminarios mismos, Miguel fue quien los desarrolló y dirigió.
Miguel.- La tarea tenía que resultar a la vez informativa y divertida. Preparábamos cada seminario de forma exhaustiva. Al final de un seminario entregábamos el material para el siguiente: la obra que fuésemos a comentar, datos biográficos y bibliográficos muy completos del dramaturgo, lista de asuntos y temas argumentales y “extra-argumentales” propios de la obra y del autor… a veces más obras para completar la visión del escritor cuando era menos conocido… El día señalado los asistentes se “traían la lección aprendida”, leídos los textos, sustanciados los temas y, si era el caso, preparadas las preguntas. A partir de ahí, la conversación era libre, aunque Mony y yo interveníamos lo necesario para precisar cuestiones, centrar los debates, responder a las dudas, etc. Fueron memorables algunos seminarios, como el de “La indagación”, de Peter Weiss, o el de “El león dormido” de Grahan Greene.
Mony.- En esas conversaciones se producía una… no sé cómo llamarla… una “pedagogía espontánea” tanto literaria como cultural, nacían y se trataban todos los temas de importancia humana, social, psicológica y, desde luego, ética, moral.
Miguel.- Aunque fueron bastantes, también se quedaron en el tintero otros que hubiésemos querido hacer y que no se pudo por falta de tiempo. “Acusador público” de Fritz Hochwälder o “El emisario” de Gabriel Marcel, por ejemplo.
Mony.- Miguel siempre con su filosofía…

10  P.- Mientras, vuestra labor iba ampliando horizontes…
Mony.- Sí, porque no nos olvidamos del teatro español más actual e interesante, desde luego; habría, pues, que añadir seminarios sobre autores españoles contemporáneos: Luis Riaza (“Retrato de Dama con perrito”); Miguel Pacheco (“Pequeña sesión”); Miguel Alcaraz (“En la segunda puerta no había guardián”); Alfonso Vallejo (“Infratonos”); Francisco Nieva (“El rayo colgado”), etc., etc.

11  P.- Esa continua apertura de nuevos horizontes os conducirá hacia una experiencia teatral en el ámbito terapéutico, insólita en aquellos años…
Miguel.- Mony continuó esta tarea en una dirección insospechada y de muchísimo interés, aunque muy diferente. Comenzó a hacer teatro con un grupo de internos de la Unidad de Crónicos del Hospital Psiquiátrico de Salamanca.
Mony.- Diferente, sí, pero igualmente apasionante. Durante varios años tuve la fortuna de colaborar con estos pacientes del Psiquiátrico, haciendo teatro con ellos. Pusimos en escena algunas de las obras que ya habíamos estrenado con los niños y este trabajo supuso una nueva dimensión de mi experiencia como directora de teatro. Superar las limitaciones, a veces también físicas además de psíquicas, de estos actores; entusiasmarles a ellos y, en menor medida, a las autoridades médicas del centro; conseguir un público atento y fiel seguidor de los montajes; establecer unos lazos afectivos y laborales con estas personas… fue algo realmente satisfactorio, abrumador pero muy hermoso. Quiero señalar que, así como Mª del Castañar Jiménez fue mi colaboradora en la tarea del teatro infantil, yo lo fui suya en los montajes del Psiquiátrico, pues ella comenzó esta entrañable actividad.

12  P.- “…y, en menor medida, a las autoridades médicas del centro….” Disculpadme que incida en el asunto de la utilidad. Entendería ese “en menor medida” por parte de “autoridades médicas del centro”, si no tuviese mayor trascendencia vuestra labor, pero si vuestra percepción es la de que el ejercicio planteado repercutía favorablemente en el proceso de los internos…
Mony.- Sí, sinceramente eso sí. No quiero extenderme en el asunto porque no soy experta en terapias mentales, pero nuestros entrañables amigos del Psiquiátrico crecieron a ojos vistas en varias dimensiones importantes con esta actividad: integración social, autoestima, cauces para la creatividad, mejora de los procesos de memoria y aprendizaje… Y sobre todo en la alegría, si se me permite introducir este elemento tan poco científico pero tan humano. Hacían algo que todos, ellos también, considerábamos valioso; participaban como protagonistas y lo hacían con seriedad y libertad; eran valorados y se valoraban a sí mismos… Claro que repercutía favorablemente. Por cierto, no sólo en los pacientes, por supuesto. Para todos nosotros fue importante, todos sacamos de aquella aventura lecciones profundas.

13  P.- Vuestra labor ha sido ingente; ha representado una gran entrega personal, ha dado de sí un material didáctico y cultural de gran valía y gran utilidad; ha sido necesario, además, empeñar un gran esfuerzo y muchos años, sin desfallecer. Rodeada de un ambiente universitario y en una ciudad empapada por la cultura, habréis recibido, cuando menos, un estímulo permanente por vuestra labor…
Miguel.-  No. Lamentablemente, la respuesta es no. Sin insistir en ello ni quejarnos en demasía (pues, a la postre, no eran los reconocimientos ni las ayudas lo que buscábamos), hay que decir que la “cultura actual” (entrecomilladas esas palabras) que a la gente le interesa, son los programas rosas de la televisión y los programas basura. No debemos engañarnos. Una tarea pedagógica, estética, literaria, seriamente concebida y ejecutada, que tenga como protagonistas a niños pequeños y/o a enfermos del Psiquiátrico, no le interesa a nadie más que a los que participan en ella.
Mony.- Miguel siempre tan tajante… Es cierto, en líneas generales, que la sociedad y las instituciones no están comprometidas en tareas como las citadas, pero de ahí a decir que no hemos tenido repercusión ninguna… Desde el punto de vista académico, se han publicado varios trabajos sobre nuestra labor y los textos que la han sustentado; recuerdo ahora, sin ir más lejos, la tesina sobre literatura dramática “El teatro de Miguel Cobaleda”, de Mª Dolores Cuadrado que aparece, además, en las actas del Congreso de Literatura Contemporánea de Castilla y León (9). Una de nuestra alumnas de teatro, Esther Mª Hernández Sánchez, realizó después, en su etapa universitaria, un trabajo de investigación, “Cinco años de ilusión” (10), (bajo la dirección de la Dra. Dña. Águeda Rodríguez Cruz) sobre las obras de teatro en las que intervino. Y no quiero dejar de citar (siempre en el ámbito de las personas concretas, no de las instituciones) a varios amigos cuya colaboración ha sido esencial: a Roberto Martín Bardera, que codirigió conmigo primero y dirigió después, ya en solitario, varios espectáculos y continuó nuestra tarea; a Javier Hernández Mercedes, director de varios de los montajes; a Mª del Castañar Jiménez, ya citada antes, que ha colaborado con nosotros y está haciendo ahora mismo una espléndida labor con grupos de jóvenes marginados de Salamanca, a los que ha sacado de la calle para integrarlos en actividades teatrales con nuestros mismos textos; y a Lola Cuadrado y a Carlos Baquedano, promotores de la Compañía “Antares Teatro”, en cuya trayectoria se prolongaron nuestros esfuerzos.

14  P.- Mientras, prestando vuestra colaboración a formaciones teatrales a las que, en algunos casos, ayudasteis a poner en marcha y crecer, fuisteis edificando una práctica paralela con puestas en escena de obras de teatro para adultos que pudieron ser apreciadas a lo largo y ancho de vuestro entorno geográfico…
Mony.-  Hemos colaborado en montajes de muchos grupos y compañías a lo largo de los años, casi siempre con personas vinculadas a nosotros por tareas teatrales anteriores.
Miguel.- No sólo en montajes concretos, sino en actividades culturales que podríamos entender como “extensiones” de la actividad teatral. Pienso, por ejemplo, en Antares, o en Astrolabio.
Mony.- Miguel se refiere a dos de las empresas de carácter cultural y teatral más interesantes en las que hemos participado como promotores y /o colaboradores. El Aula de Teatro Astrolabio, de Béjar, nació como una iniciativa muy ambiciosa para enseñar teatro y, con el teatro, hacer cultura literaria desde muchos puntos de vista. Asunción Millán, Javier Hernández, Concha Castaño y nosotros dos fuimos los promotores. Los cuadernos anuales que resumen la actividad del Aula Astrolabio recogen una gran cantidad de actividades, desde conferencias a puestas en escena, desde seminarios de investigación a “trabajos de campo”. Aunque esta denominación pueda resultar curiosa, se ajusta a la realidad; por ejemplo: en el Patio Renacentista del Palacio Ducal, hicimos un trabajo de iniciación al teatro y a la literatura dramática con una serie de happenings diseñados, documentados, analizados y realizados juntamente con un elevado número de alumnos, lo cual, aparte de resultar muy interesante y muy divertido, sirvió para comprometer con la creación literaria y la práctica teatral a mucha gente.
Miguel.-  En cuanto a Antares, sus varias Semanas Culturales significaron uno de los hitos culturales más importantes de la ciudad de Béjar en muchos años. No solamente conseguimos poner en escena obras de teatro de autores diferentes y llevar al público de la ciudad el conocimiento de un catálogo importante de literatura dramática, sino que extendimos esa tarea a áreas más originales y novedosas del hecho literario y teatral, innovaciones que luego han tenido continuidad por otros cauces. Por ejemplo, con Antares comenzamos sesiones de narración oral que mucho más tarde se popularizaron, pero que no existían en España cuando nosotros las iniciamos; o una actividad interesantísima: enseñar en una visita guiada los entresijos de un teatro clásico, como quien visita un museo, para que los asistentes conocieran los telares, las baterías y diablas, las bambalinas, las famosas máquinas “deus ex machina”, los anclajes y cordajes para practicar los decorados y forillos… Esa visita, guiada y explicada por un buen conocedor, Roberto Martín Bardera, fue algo fascinante. La tarea de Antares requirió la participación de muchísima gente, en especial de los promotores de la Asociación, Lola Cuadrado y Carlos Baquedano.
Mony.- Ambas empresas, Astrolabio y Antares, supusieron un esfuerzo enorme aunque muy fructífero. Pero no debemos olvidar otras colaboraciones, con Keyzán, en Vigo, con La Garnacha en Logroño, con Acae en Madrid…

15  P.- Miguel sabe que escribiendo para adultos y para el territorio comercial, se puede ganar algún prestigio y alguna compensación económica. Mony, procedente del mundo profesional de la radio, es también consciente de ello. Al lector le puede intrigar ¿qué aliciente ha permitido manteneros tanto tiempo y con tanta firmeza al pie del cañón, recibiendo tan escasa retribución por vuestra labor en los ámbitos escolar, terapéutico y de compañías no comerciales?
Mony.- El teatro ha sido para mí, desde siempre, una actividad apasionante, como actriz desde niña, como directora después, como lectora en todo momento. En cuanto cae en mis manos un texto dramático y comienzo a leerlo, ya mi imaginación está concibiendo decorados, actores, escenas… Si a eso le añadimos el aliciente de trabajar con jóvenes interesados en la misma actividad, no se necesitan, creo, más explicaciones.
Miguel.-  Aunque resulte extraño, el teatro para mí es, por el contrario, sólo un hecho literario. Desde muy joven empecé a escribir teatro, tengo en mi haber más de setenta piezas dramáticas, pero nunca he participado en el hecho escénico, ni como actor ni como director. Cuando la actividad de Mony en la escuela de nuestro hijo lo requirió, fui escritor de los textos y, en ocasiones, colaborador de escenografías y atrezzos, pero nunca he intervenido de un modo más participativo. Eso sí, escribir teatro me apasiona, y esa pasión se sostiene a sí misma sin necesidad de otros reconocimientos.

16  P.- Aunque la edición de sus obras no es proporcional a la extensa producción literaria de Miguel, buceando en su página web (11), se puede apreciar un catálogo bastante abultado.
Miguel.- Hay algunas ediciones, claro… Aparte de “El carbón y el estuco”, puedo citar “El aliento y el barro”, “Concierto de cuentos a una voz” (12), “El seguidor/el secuaz” (13),  “La puerta del Paraíso” (14), “Los pájaros de Estinfalia se mueren de hambre”, “Historia de los dioses” (15), “La arquitectura de la realidad” (16)

17  P.- “La puerta del Paraíso” viene a evocarme una interesante representación, a la que pude asistir en el Centre Civic d’Hostafrancs de Barcelona, el año 1987, de una traducción al catalán realizada por Vicenç Lloret Bellvehí. De la obra dramática de Miguel, destinada al público adulto, ¿qué recuerdos sobre puestas en escena podríamos mencionar?
Miguel.- La que citas del año 1987 fue memorable. En la celebración de los 25 años de la revista YORICK, varias compañías de teatro (MAGATZEM D'ARTS, RAFEGA y T.M.T.C.) se juntaron para montar, en catalán, “La puerta del Paraíso”, bajo la dirección de Martín Gómez Curletto, con la particularidad de que los actores fueron los propios directores de los grupos que la montaron. Guardo de aquella ocasión un gratísimo recuerdo. En este punto es obligado señalar que el estreno absoluto de “la Puerta del Paraíso” tuvo lugar mucho antes en Vigo, en el Teatro García Barbón, por la Compañía Keyzán, el 14 de abril de 1972. Es una obra que ha disfrutado de un largo recorrido.
Mony.- Memorables también han sido otros montajes, algunos con la insistencia –ya lo dije antes– de que varias compañías hayan querido representar la misma obra. Por ejemplo “El serrallo” (17), que lo estrenó La Garnacha en el Teatro Gonzalo de Berceo, en Logroño, en 1987, y que luego repuso ACAE (Aula Complutense de Actividades Escénicas) bajo la dirección de Patxi Freytez en Madrid en 1992; “Un ramo para Isveth” que lo estrenó Antares en 1991 y que luego repusieron los de “La Tarasca” en el Teatro Principal de Burgos en 2003.  Repito: mucho tiempo, mucha pasión teatral y muchas puestas en escena.

18  P.- Una vez lanzado el libro a su mercado natural, las escuelas, ¿es posible medir qué repercusión ha tenido, cuántas veces ha sido representada la obra y cómo? ¿Tenéis noticia de la utilización en la práctica escolar? ¿Existe alguna forma de comunicación y colaboración entre los autores de la propuesta y los responsables de llevar a cabo la experiencia que promueve?
Mony.- Aunque no hemos tenido demasiada comunicación con otros grupos parecidos, sí hemos llegado a saber de la repercusión de nuestro trabajo, ya que en otras escuelas y colegios se han montado los mismos textos una y otra vez. En particular “Historia de una cereza”, “Sivisbellum” y “Más allá del laberinto”, han tenido gran difusión en los ambientes del teatro juvenil, se han representado y se siguen representando mucho, por lo que sabemos.
Las citas sobre este tipo de montajes, nacidos un poco “en paralelo”, como bien dices, de nuestra actividad teatral, podrían ser bastantes, pues también el tiempo ha sido mucho y mucha la gente que, después de haber colaborado con nosotros o, enterada de nuestra existencia y de nuestro trabajo, ha seguido en esto del teatro un camino similar. Ya hemos hablado de varios de esos grupos y compañías, aunque no de sus trabajos concretos, y hay además otros no citados. Sin pretender agotar la extensa lista, y relacionando entre sí los diferentes montajes, recuerdo, por ejemplo que “El hombre y ella” (18) fue estrenada en España en 1992 por Antares Teatro en el Aula Juan del Enzina de la Universidad de Salamanca, y luego repuesta en Praga, en su Teatro Municipal, en 1996 por la Compañía Alquimia Teatro. O “El vendedor del pez” (19), estrenada por la Compañía de Teatro Keyzán en Vigo en 1971, repuesta por Dorotea S. Bárcena y su Teatro Esperpento en 1974, reestrenada más tarde en Tapalpa, Jalisco, México, por los Talleres de Teatro Zapopán en 1982... Y montajes de obras distintas, no sólo reestrenos: “El aliento y el barro” (20), estrenada en su traducción francesa por el Minuscule Théâtre de Bruselas, en 1979; “El mensajero mudo” (21), que puso en escena RMB Producciones Teatrales en el año 2000, también en el Aula Juan del Enzina, o “El tramoyista en la sombra” (22), que La Garnacha estrenó en 1996 en el Auditorio Municipal de Logroño; “Siempre estamos de siempre” (23), estrenada por Deus ex Machina en Salamanca en 1998… Una larga lista.

19  P.- Hablemos de responsables. ¿Los responsables de más arriba, consejerías de educación, pasillos ministeriales, oficinas autonómicas o municipales, etc. os han dicho algo alguna vez?
Mony.- Nunca. Siento ser, a la vez, tan escueta y tan contundente, pero es así: nunca.

20  P.- Una vez y pese a quien pese, consolidada vuestra labor y la de otros muchos que, como vosotros, han vertido su esfuerzo en esta frontera pedagógico-teatral, configurándola en un paquete homogéneo y consistente, útil para un mundo que seguramente lo necesita pero que quizás no sabe reconocerlo, ¿cómo creéis que se debería actuar para abrir un camino que favorezca su aplicación?
Miguel.- Me parece que la publicación de esta entrevista es un buen cauce para el conocimiento de la tarea que hemos hecho, al menos para las personas que están interesadas en estos temas del teatro y de la educación. Las citas bibliográficas de la misma pueden ser orientativas, pero, a escala más general, sin ediciones críticas de los textos que recojan las aportaciones personales y las experiencias concretas, es posible que parte del trabajo hecho se pierda.

21  P.- Vuestra historia estará llena de acontecimientos y sensaciones posiblemente inenarrables, pero que cualquier lector de Ñaque diera un doblón por describilla y otro por conocella.
Miguel.- Cuando, tiempo después de que la hermosa experiencia teatral bejarana acabase, uno de los alumnos que intervinieron en ella fue requerido en una entrevista (que iba a otro asunto y trataba de otras cosas) sobre cuál era su mejor recuerdo escolar, respondió rápido y tajante: “Mony y el teatro”.
Mony.- Sabemos que fue buena siembra, seguimos recibiendo testimonios y recuerdos aunque, desde luego, lo mejor es la propia satisfacción de la tarea bien hecha. Esa anécdota que recuerda Miguel de los alumnos de la escuela podría complementarse con otra, esta vez de uno de los pacientes del Psiquiátrico, que me enterneció profundamente y que representa el valor que ellos le daban a esta actividad; cuando repartíamos los textos a cada actor en fotocopias, uno de los figurantes, que no tenía frase ninguna a causa de sus importantes limitaciones (por ejemplo: era casi áglota), pidió una, y no quedaba más hoja de papel que la primera, sin texto de personaje alguno, solamente con el título de la obra; se la di y se alejó despacio abrazado al folio con cara de felicidad, integrado y equiparado, a sus ojos, al resto de sus compañeros.



(1)       El carbón y el estuco”; Miguel Cobaleda; nº 10, colección PASIÓN DEL LUCÍA; Salamanca, 2.006.
(2)       Más allá del Laberinto; Miguel Cobaleda; nº 20; Ediciones EDEBÉ; Barcelona, 1981.
(3)       Historia de una cereza; Miguel Pacheco Vidal; nº 25; Ediciones EDEBÉ; Barcelona, 1982.
(4)       Sivisbellum; Miguel Cobaleda; ilustraciones de Luis de Horna; nº 29; Ediciones FUENTE DORADA; Valladolid, 1990.
(5)       El mejor amigo del hombre; Miguel Cobaleda; estrenada el 3 de abril de 1983 en Béjar, Salamanca.
(6)       Los pájaros de Estinfalia se mueren de hambre; Miguel Cobaleda; Teatro Juvenil, Tomo III, Asociación de Autores de Teatro; Madrid, 2002.
(7)       Un ramo para Isveth; Miguel Cobaleda; estrenada el 10 de mayo de 1991 en Peñaranda, Salamanca; publicada en la página web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, cuya dirección es: http://www.cervantesvirtual.com/portal/AAT/Cobaleda
(8)       Papel impreso / Papel oprimido; Miguel Cobaleda; estrenada el 28 de mayo de 1997, por Alquimia Teatro en el Aula JUAN DEL ENZINA de la Universidad de Salamanca; publicada en la página web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, cuya dirección es: http://www.cervantesvirtual.com/portal/AAT/Cobaleda
(9)       El teatro de Miguel Cobaleda; Mª Dolores Cuadrado Palma; páginas 459-464: Actas del II Congreso de LITERATURA CONTEMPORÁNEA EN CASTILLA Y LEÓN (De la Concha et al.); edición de la Junta de Castilla y León, Valladolid, 1986.
(10)    Cinco años de ilusión”; Esther María Hernández Sánchez; trabajo de investigación dirigido por la Profesora Doctora Doña Águeda Rodríguez Cruz.
(12)     Concierto de cuentos a una voz; Miguel Cobaleda; edición numerada; Salamanca, 1998.
(13)    El seguidor / El secuaz; Miguel Cobaleda; Ministerio de Educación y Cultura; Salamanca, 1998.
(14)    La Puerta del Paraíso; Miguel Cobaleda; Colección Escena; Publicaciones TEATRO KEYZÁN; Vigo, 1994.
(15)    Historia de los dioses”; Miguel Cobaleda; nº 1, colección PASIÓN DEL LUCÍA; Salamanca, 1.999.
(16)    La arquitectura de la realidad; Miguel Cobaleda; nº 179 de ACTA SALMANTICENSIA, ediciones de la UNIVERSIDAD DE SALAMANCA; Salamanca, 1986.
(17)    El serrallo; Miguel Cobaleda; estrenada el 9 de mayo de 1987 por La Garnacha en el teatro Gonzalo de Berceo, de Logroño.
(18)     El hombre [Y] ella”; Miguel Cobaleda; estrenada el 3 de noviembre de 1992 por Antares Teatro en el Aula JUAN DEL ENZINA de la Universidad de Salamanca.
(19)    El vendedor del pez”; Miguel Cobaleda; estrenada el 9 de abril de 1971 en Vigo por el Teatro Keyzán. Editada en el nº 37 de la revista YORICK, diciembre de 1969, Barcelona.
(20)    El aliento y el barro; Miguel Cobaleda; Ediciones LIBERTARIAS; Madrid, 1993. En traducción al francés: “La haleine et la boue”, fue estrenada por el Minuscule Théâtre el 19 de octubre de 1979 en Bruselas.
(21)    El mensajero mudo”; Miguel Cobaleda; estrenada el 5 de diciembre de 2000 por RMB Producciones Teatrales en el Aula JUAN DEL ENZINA de la Universidad de Salamanca.
(22)    El tramoyista en la sombra”; Miguel Cobaleda; estrenada el 19 de diciembre de 1996 por La Garnacha en el Auditorio Municipal de Logroño.
(23)    Siempre estamos de siempre”; Miguel Cobaleda; estrenada el 24 de julio de 1998 por Deus ex Machina en Salamanca.